El granizo, el viento y la lluvia hicieron estragos en el Este provincial. Se calcula que se perdió un 50% de la producción, a punto de ser cosechada. Aguardan el informe del INV.

Las últimas tormentas que precipitaron en el Este dañaron casi el 100% de la producción que estaba lista para ser cultivada en estas semanas. Una vez más los productores tienen que lamentar los daños que generaron las contingencias climáticas: las heladas, el granizo y las altas temperaturas  que los afectó estos últimos meses y generó pérdidas astronómicas.

Desde que comenzó la temporada el servicio de Contingencias Climáticas reportó desde que empezó la temporada de la lucha antigranizo unas 140 tormentas en los distintos oasis productivos, pero no todas tuvieron el mismo impacto. Mientras el alerta continúa, los viñateros esperan poder “salvar algo de su producción”.

Los productores vitivinícolas están por comenzar la temporada de Vendimia y ya adelantan un panorama poco esperanzador: vaticinan que la cosecha será peor a la del  2016, cuando se recogieron unos 17 millones de quintales. ‘Creemos que el número será inferior a ese por todo lo que nos ha sucedido’, comentaron los bodegueros.

Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi) explicó que el temporal de la semana pasada afectó unas seis mil hectáreas y dañó entre un 50% y un 100% la producción.

A este panorama se le suman las heladas tardías del 1 de noviembre que perjudicaron al 30% de los cultivos, según los rastros visibles de los brotes quemados. Sin embargo, estos no son los datos finales del desastre que causó aquel fenómeno, ya que todavía esperan la cosecha para saber cómo los afectó. Entre otras cuestiones, tienen que analizar el peso de los granos, un trabajo que recién se hace entre marzo y abril.

La sequía y la falta de recursos adaptados para el riego fueron otros dos factores que afectaron la posibilidad de cosechar los volúmenes de frutos deseados.

Esto último es remarcado por ingenieros agrónomos que trabajan en cultivos del sur de Maipú. Señalaron que varios pozos se han secado y que las napas freáticas – acumulación de agua subterránea que se encuentra a una escasa profundidad del nivel del suelo- han descendido, lo que ha dificultado el riego de los cultivos.

‘No tuvimos en cuenta que íbamos a tener seis semanas de calor excesivo y mucha sequía, eso afectó el  crecimiento y llenado de bayas -los granos de uva-‘, comentó el titular de Acovi.

Hay que tener en cuenta que el tiempo durante el desarrollo de la uva afecta su crecimiento que lo producen las hojas. ‘Cuando hace calor la planta detiene su proceso y los granos son más chicos’, explicaron los expertos.

Desde Bodegas de Argentina no quisieron adelantarse y dar un porcentaje estimativo de cuántas pérdidas sufrieron y esperan que el Instituto Nacional de Vitivinicultura publique su pronóstico de cosecha -Estimación de Producción- para la temporada 2023, que será publicado el 15 de febrero.

‘Las heladas y la tormentas hacen que sea una situación muy crítica, pero esperamos el relevamiento del INV para saber cómo será el resto del año’, señaló, Milton Kuret director ejecutivo de Bodegas de Argentina.

En Maipú la tormenta y el viento también causaron estragos en los viñedos y los agrónomos consultados comentaron que las hojas y las ramas caídas dificultan acceder a las hileras para cosechar.