La División Canes de la Policía Contra el Narcotráfico entrena canes para desempeñar un rol esencial en la detección y decomiso de drogas ilegales. Desde el Gran Mendoza hasta el Sur provincial, estos caninos son una pieza fundamental en la lucha contra el tráfico de drogas.

La Policía de Mendoza cuenta con perros adiestrados que se han convertido en aliados claves en la lucha contra el narcotráfico que lleva adelante el Ministerio de Seguridad y Justicia. Estos fieles compañeros, con su agudo olfato y entrenamiento especializado, desempeñan un papel crucial en la detección y decomiso de drogas ilegales en toda la provincia.

Desde su creación, en diciembre de 2013, la División Canes de la Policía Contra el Narcotráfico (PCN) ha podido entrenar 15 perros que se encuentran en plena actividad, distribuidos en Gran Mendoza, Valle de Uco y el Sur provincial.

Anahí, Britta, Apolo y Bonzo son algunos de los nombres de estos perritos que acompañan a los efectivos en diferentes operativos. Ellos prestan servicios tanto en allanamientos, como eventos deportivos, espectáculos públicos y otros lugares donde se sospecha la presencia de drogas ilícitas.

“El entrenamiento meticuloso al que son sometidos estos perros les permite desenvolverse con eficacia en situaciones diversas, garantizando así el éxito en las operaciones policiales”, detallaron desde el área de narcocriminalidad de la cartera que conduce Mercedes Rus.  

Su labor no se limita únicamente a la detección, sino que “también colaboran en la recuperación de elementos relacionados con actividades delictivas y en ocasiones, contribuyen a la captura de los responsables”, señalaron los funcionarios.

Por otro lado, estos canes despliegan su destreza para combatir el narcotráfico en los ingresos y egresos de la provincia. Incluso han participado de operativos que se han realizado en zonas tales como Desaguadero, Encón y los límites con San Juan, Neuquén, La Pampa, así como las terminales de ómnibus provinciales.

Su entrenamiento

Desde la PCN explicaron que el entrenamiento empieza desde cachorro, por lo que el trabajo puede demandar un año como mínimo. En ese sentido, son entrenados para subir a vehículos y trabajar en altura, perdiendo así el miedo a ruidos como el del motor, al movimiento y aprenden, desde pequeños a confiar en que su entrenador.

“El método de entrenamiento inicial se basa en el juego. Durante esta fase, el perro no busca directamente la droga, sino que se le enseña a asociar la búsqueda con un juguete con el que está familiarizado. Posteriormente, se incorpora gradualmente el olor de la droga al objeto de búsqueda”, aseguraron desde la PCN.

Para evitar riesgos de intoxicación, se emplean sustancias similares a los de las drogas reales durante los inicios del entrenamiento. Se trata de pseudo productos químicos provistos por parte de AFIP – ADUANA.  Este enfoque garantiza que los perros estén familiarizados con los olores sin exponerlos a sustancias peligrosas.