Por primera vez desde que comenzó la pandemia por el coronavirus (Covid-19) se realiza en la provincia un juicio por jurados. Con barbijo y máscara protectora, se sentó en el banquillo de los acusados el policía Hugo Víctor Acuña,imputado por el femicidio de su mujer, María Lorena Segura, ocurrido a mediados de 2018 en General Alvear.

En la primera jornada, desarrollada en el Centro de Congresos y Exposiciones Alfredo Bufano, en San Rafael, se realizó la apertura del proceso en el que la jueza técnica María Eugenia Laigle dio indicaciones básicas a los doce integrantes del jurado, quienes estuvieron sentados con distanciamiento social y son menores de 60 años, para evitar que participen personas con pertenecientes al grupo de riesgo.

Posteriormente, el fiscal en jefe de General Alvear Pablo Peñasco -ex juez de Garantías-, quien hizo un breve relato de la versión que surgió a partir de la instrucción que estuvo a cargo de Silvia Agüero.

En el inicio de su discurso también anticipó que la defensa iba a buscar establecer que Acuña mató a su mujer de manera accidental, considerando que debe ser hallado culpable de un homicidio culposo y no por el homicidio agravado por el vínculo y por el contexto de violencia de género por el que está imputado y arriesga perpetua.

Pero para comenzar a tirar por la borda esa versión, el representante del Ministerio Público aseguró que durante el juicio presentarán peritajes objetivos que demuestran que Acuña tuvo intención de disparar contra su esposa.

Peñasco también apuntó contra la adicción al juego de Acuña y señaló eso como el motivo de los problemas que tuvo la pareja. Incluso, aseguró que la noche previa al crimen había llegado a altas horas de la madrugada tras apostar, lo que provocó al día siguiente la discusión con resultado letal.

El fiscal también destacó que la víctima era una persona «ejemplar» y contó que además de cuidar a su hijo, que por ese entonces tenía 1 año y 11 meses, también daba clases y estudiaba profesorado de Lengua y Literatura después de recibirse en la carrera de Comunicación Social.

Por su parte, el defensor oficial Jorge Luque contraatacó explicando al jurado que Acuña no es un delincuente y que era «una persona honorable».

Contó que el efectivo y Segura se conocieron desde la adolescencia, fueron compañeros de colegio y se casaron muy jóvenes. Y añadió que tenían «discusiones que cualquier pareja puede tener».

Luego, relató que horas antes del hecho, la madrugada del domingo 15 de abril, el policía se había juntado a jugar una partida de Magic, un juego de mesa, con sus amigos y que no había dinero de por medio en ese juego. Agregó que la víctima se enojó porque llegó tarde a su departamento de calles Paso de Los Andes y Agustín Álvarez.

A la mañana siguiente la mujer lo trató con frialdad, según la defensa, y eso habría originado una fuerte pelea entre ambos.

La hipótesis de la defensa sostiene que fue Segura quien tomó el arma reglamentaria que estaba sobre un mueble y Acuña debió arrebatársela.

Acto seguido, el efectivo habría intentado quitarse la vida y su mujer intentó evitarlo, provocando un forcejeo en el que «se le escaparon» dos tiros.

El segundo proyectil le impactó a la víctima de manera lateralizada a la altura de la clavícula y le atravesó sus dos pulmones, provocándole una muerte casi instantánea.

El representante legal del acusado, destacó que Acuña auxilió a la víctima y la llevó a un hospital.

Así las cosas, se espera que a partir de mañana se inicie con las declaraciones de testigos. Está estipulado que el jueves finalice el debate y el jurado de su veredicto.