El subsecretario de Energía y Minería de Mendoza, Emilio Guiñazú, detalló este jueves al periodismo que para construir Portezuelo del Viento va a haber una numerosa demanda laboral (unos 3.500 puestos directos y 7.500 indirectos), buenos sueldos y que se va a intentar a apostar a la mano de obra local.

«La masa mayor de trabajadores es gente involucrada con las obras civiles, albañiles, carpinteros, electricistas y cañistas. La UOCRA va a ser un gremio muy involucrado, la UOM también con la fabricación de los componentes de los equipamientos de electromecánica y puede haber un par de sindicatos más menores, como los Camioneros«, dijo.

«No tengo el número en la cabeza, porque a eso lo maneja la UOCRA, pero generalmente cuando uno va a una obra duplica el salario que gana en la casa«, dijo.

El funcionario local se refirió al tiempo que durará construir Portezuelo y la  gente que se necesitará para la obra.

Pasarán seis meses para presentación de ofertas y entre 3 y 4 meses para evaluarlas. A partir de ahora pueden pasar 9 o 10 meses para que se construya la presa y el tiempo de construcción puede ser de 5 años.

«Mendoza tiene la suerte enorme de que a esta tecnología la conoce perfectamente. Si me dicen que van a construir una presa en San Luis, va a tener que buscar gente afuera«, admitió.

Sobre las empresas que participarían en el proyecto, dijo: «En Metalúrgica además de IMPSA tenés dos subcontratistas, además están Cartellone, CEOSA, Green, OAS y Distrocuyo«.

Emilio Guiñazú.

«Todo lo que se les ocurra que esté dando vueltas en una ciudad va a ser aplicado en alguna medida Portezuelo del Viento. La construcción de una obra de este tipo no deja de ser una pequeña ciudad dedicada a un solo proyecto con la construcción de la obra«, señaló.

«Una de las estrategias de la ejecución de este proyecto ha sido maximizar el contenido local, tanto en la contratación de empresas y pymes locales y también en la contratación de gente. Es muy difícil exigirles a los que llevarán adelante el proyecto que contrate localmente si después cuando llega a elegir no tiene una oferta con la capacitación adecuada«.

«Abrimos un registro de personas y de empresas para determinar cuales son las capacidades que tienen, qué es lo que quieren hacer y en base a eso empezar a diseñar los programas de capacitación para la gente, los programas de certificación para las empresas y la ayuda financiera para las empresas, como para que cuando se incorporen al proyecto (en un año) estén en condiciones de hacerlo«, afirmó.

«Probablemente hay gente que esté buscando mejorar su condición de empleo, trabajé diez años construyendo este tipo de presas y realmente es una experiencia laboral interesantísima«, admitió.

«He trabajado en muchos lugares del mundo y el sitio más complicado donde estuve fue en África, en una represa hidroeléctrica en un país muy pobre llamado Malawi. Ahí pongo un ejemplo: era extremadamente difícil encontrar gente capacitada en el lugar, tuvimos que traer gente de Kenia y de Sudáfrica. Había condiciones sanitarias tremendas. No tenían la menor idea de lo que era trabajar en este tipo de obras», testimonió.

Por último, señaló: «Cuando un albañil va a este tipo de obras se va a enfrentar a grandes movimientos de tierra, explosivos, altura y tenés que estar capacitado en gerenciar ese tipo de riesgos para que la gente no se lastime«.

F.B. (F.M. Viñas).