La “mega obra” fue pensada en la década del 1950 y retomada por varios gobiernos, tiene dos objetivos en lo inmediato: regular el río Grande y producir energía. Está previsto que genere hasta 210 MW de potencia instalada, cantidad suficiente para abastecer a 740 mil viviendas con electricidad.

Pero a su vez, según proyectan, la represa hidroeléctrica potenciará el turismo en el Sur provincial y beneficiará a la localidad de Las Loicas y al departamento de Malargüe, que recibirá regalías por la producción de energía. Por su parte, la Empresa Mendocina de Energía S.A. (Emesa) tendrá la concesión para la generación de energía eléctrica durante 50 años.

En un futuro, de hacerse una obra complementaria que trasvase las aguas del río Grande al Atuel, se podría solucionar también el conflicto que mantiene nuestra provincia con La Pampa por la cantidad de agua que cruza la frontera.

Este conjunto de aspectos técnicos fue lo que festejó, en lo político, el gobierno de Cornejo. “No seremos el gobierno que termine la obra, pero sí el que la licite y la comience”, resumió uno de los funcionarios mendocinos en tono exultante.

Fuente: Los Andes