Desahuciado por el incierto valor de la fruta, un matrimonio de productores de Bowen optó por regalar la fruta antes que asumir el costo de cosecharla para después entregarla sin que le dieran una perspectiva del precio al que se la iban a pagar.

El aviso que colgó en Facebook Pilar Rodriguez resultó ser todo un éxito y «casi no queda nada en las plantas», afirmó.

El 14 de enero muchos se sorprendieron cuando en la red social apareció este aviso: «A la comunidad, en calle L entre 21 y 22 de Bowen, departamento de General Alvear, en finca de nuestra propiedad, Finca Crespillo, se regala de todo tipo de frutas de estación, de excelente calidad, peras primicia, duraznos, ciruelas, traigan envase, lamentablemente se está perdiendo todo y de esta manera se colabora con muchas personas que no tienen la posibilidad de consumir frutas, y evitamos que los funcionarios se fatiguen trabajando para el sector».

A medida que la publicación comenzó a replicarse, las visitas no tardaron en golpear a la puerta en la propiedad del matrimonio Crespillo en mencionado domicilio del distrito del este alvearense.

Primero fueron vecinos de Bowen, después llegaron desde Alvear y el radio de influencia se extendió hasta Monte Comán, distrito de San Rafael ubicado a unos 65 kilómetros de Bowen. Cada uno tenía libertad para recorrer los surcos y salir cargado con cuantas peras, duraznos y ciruelas quería.

«Al principio aparecieron muchos curiosos para ver si era cierto. Es más, muchos eran profesionales, y cuando les dijimos que pasaran y tomaran lo que querían seguían sin poder creerlo, pero después vieron que era verdad, que les regalábamos la fruta, y terminaron dándose cuenta de lo que pasa. De que los productores no nos quejamos porque sí», dijo Pilar.

Pilar (55) vive junto con su esposo Ariel (55) y ambos son productores de toda la vida, que de alguna forma u otra se las rebuscaron en años de vacas flacas para salir adelante, pero en esta temporada sintieron que la crisis los hizo tocar fondo.

«Nuestra finca está bien cuidada, tiene todas las curas correspondientes, no nos calló piedra y la fruta es de buena calidad, pero nunca vi tal desconcierto. Ningún año pasó algo igual, por lo general sacábamos la fruta y la llevamos al galpón así pagaran más caro o más barato, pero ahora directamente la reciben sin precio, la fruta no tiene salida», comentó con tristeza la agricultora.

Ante una situación tan crítica el matrimonio eligió regalar la fruta «porque era mejor que dejarla en la planta para que se pierda» y también es una vidriera «para que la gente conozca realmente por la situación que atravesamos después de todo un año de trabajo. Cuando pedimos ayuda es ante un problema real, no nos quejarnos porque sí», insistió.

Fuente: Diario Uno