“El ACV, por definición, es un déficit neurológico agudo de causa vascular. Implica un síntoma neurológico de inicio busco por alteración de los vasos sanguíneos del cerebro. A diferencia del hemorrágico, que es cuando se produce el sangrado, el isquémico es cuando se obstruye una arteria o vena”, explica Andrés Barboza, jefe de Neurología clínica del Hospital Central.

 

Cada cuatro minutos se registra un ataque cerebral en Argentina. Anteayer fue el turno del actor Joaquín Furriel, quien sufrió un infarto isquémico leve que lo mantiene fuera de peligro, pero expuso los peligros de esta afección que puede llegar a provocar la muerte.

 

En Mendoza, el año pasado, murieron 190 personas por ACV isquémicos y hubo 220 más que fueron atendidas en los efectores públicos por la misma situación.

 

Técnicamente, sería la oclusión súbita de una arteria cerebral. Barboza agrega: “Por lo general, son las arterias las que se obstruyen y el isquémico es el más común entre los ACV, en una relación de 8 a 2 con el hemorrágico. Sus daños dependen de la magnitud. Pueden ir de cuadro transitorio que dura unos minutos a un gran infarto que puede producir la muerte. Depende del tamaño y la localización”.

 

En cualquier caso, el ACV es una urgencia médica y como tal se sugiere la atención precoz para disminuir los riegos.

 

A veces, se pueden tratar con drogas trombolíticas que diluyen el coágulo que tapó la arteria, pero siempre deben ser administradas en las primeras horas de ocurrido el ataque.

 

De acuerdo con lo que dice Barboza, hay fármacos que dentro de las tres primeras horas mejoran el pronóstico de los pacientes que los han sufrido.

 

Factores predisponentes

 

Por un lado, se encuentran los no modificables como la edad (mientras más longevo más proclive), el sexo (los hombres son más propensos) y la herencia genética (las estadísticas muestra que hay más posibilidades en casos donde un familiar directo lo ha sufrido).

 

Por otro lado, están los factores que son modificables, entre los que aparecen el tabaquismo, la hipertensión arterial, diabetes (mal controlada), alcoholismo, triglicéridos elevados, enfermedades del corazón, sedentarismo y obesidad.

FUENTE: UNOMendoza