El Croto superó a Ferro por 3 a 2 y volvió a dar la vuelta olímpica después de casi 30 años.

Las rachas están para cortarse dice el refrán. Y el Croto, que en este último tiempo las vivió todas, cierra el año con una sonrisa y recibe el 2016 con la expectativa de seguir creciendo de cara a su centenario.

Durante la etapa regular, y sumando el duelo ante Colón por la semifinal, Andes fue claramente lo mejor que tuvo la Liga Alvearense en estos últimos meses. Con jugadores de experiencia, y sumado a algunos chicos del club, el resultado de esta tarde termina siendo más que justo.

De todos modos no hay que desmerecer ni quitarle protagonismo a este Ferro, que arrancó jugándole de igual a igual a su rival.

Los dirigidos por Cesar Araya, y al igual que durante todo el certamen, intentaron jugar por abajo, con la pelota rotando de un frente a otro, pero el pésimo campo de juego por momentos complicaba.

Tal es así, que en la apertura del marcador el terreno le jugó una mala pasada al arquero Nahuel Bravo. El portero quiso rechazar una pelota, y entre una falla propia y un pique que no acompañó, lo hizo perder tiempo y el que entró en escena fue Daniel Cabañas, que solo tuvo que empujarla y hacer cumplir la ley del ex.

En el segundo tiempo, Andes pegó de entrada. Eduardo Choamiak, en su afán por despejar un tiro de esquina desde el sector izquierdo, la terminó metiendo en el primer palo del arco defendido por Bravo.

Pocos minutos duró la alegría y la euforia en El Croto. Sobre 15 minutos, el árbitro José García, de cuestionada labor, sancionó un dudoso penal que le daba algo de vida al Verde. El encargado de cambiar penal por gol fue el siempre vigente Juan Martínez.

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El empate transitorio llegó a los pocos minutos. 21 marcaba el cronometro, cuando Denis Chávez, tras una carambola en el área de Dante Barroso, tomó la pelota cerca del punto del penal y la mandó al fondo de la red.

Jugando con uno menos, Andes volvió a sacar chapa y fue en busca de la victoria, pero enfrente estaba un Ferro Carril Oeste que fue un relojito en defensa y le cerraba los caminos a los hombres de Araya.

Menos de 5 minutos quedaban para dirimir la historia desde los doce pasos, cuando José Pablo Cagliero tiró un centro que se desvió en un defensor de Ferro y descolocó a Bravo que solo pudo ver como la pelota ingresaba muy lentamente a su arco.

Posteriormente comenzaron los desmanes. Piedrazos que van, piedrazos que vienen y los inadaptados que nuevamente entraron en escena y demoraron el cierre del partido por algunos minutos.

En la reanudación del encuentro, Chávez pudo haber empatado, tras un remate suyo que se fue besando el poste derecho de Barroso.

Fue final y vuelta olímpica para Andes, el club más añejo del departamento. Al que le tocó vivir todas, y que de apoco comienza a enderezar una mira que hace algunos años venia torcida.

Juan Pablo Navío