2 de mayo de 1982 es hundido el Crucero General Belgrano. Juan Manuel Escudero el héroe alvearense de la Guerra de Malvinas que dio su vida en el Belgrano.

Los 1093 tripulantes del crucero General Belgrano se aprestaban a soportar el mal clima. Nubarrones, oscuridad, vientos fuertes. Era 2 de mayo de 1982, por la tarde, en plena Guerra de Malvinas. Sin previa alerta, el buque se sacudió violentamente. Se sintió una tremenda explosión y se cortó la energía. De pronto, comenzó a elevarse por una de las puntas, cuando se escuchó una segunda explosión: faltaban 15 metros de barco en la proa. El fuego y el olor a quemado invadieron a los marinos argentinos.

En medio del caos ensordecedor y la oscuridad, comenzaron a utilizarse las balsas salvavidas. Los heridos se contaban por todas partes, siendo llevados en hombros por quienes conservaban el equilibrio, cuando el barco alcanzaba una inclinación ya de 20 grados y era necesario agarrarse de cuanto estuviera amarrado a la estructura, hasta que sin demora, se escuchó el grito de “¡Abandonen el buque!” y, minutos más tarde, mientras el hundimiento proseguía, con ruido de explosiones y una humareda blanca que se perdía en el cielo cada vez más oscuro, desde las balsas que habían podido alcanzarse se escuchaba: “¡Viva el Belgrano!”

Uno de aquellos héroes que quedó en las frías aguas del Atlántico Sur fue el alvearense Juan Manuel Escudero.

Nació el 16 de enero de 1956, desde sus primeros años de travesuras infantiles, mostró una especial curiosidad por la vida marina. Dibujos de barcos y lectura de artículos de la diversidad biológica marina hicieron que aquel alumno de la Escuela Carlos María de Alvear, donde transcurrió parte de su niñez y el resto en el vecino distrito sanrafaelino de Jaime Prats, sintiera una singular vocación por todo lo relacionado al mar.

Sueños de niño, de una vida de marinero, que lo llevaron a abandonar esta tierra que tanto amaba para inscribirse en la Armada Argentina.

Sus primeros pasos serán en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde egresa como Técnico Electricista. Aquel joven técnico naval, esboza sus primeras acciones en el ARA “Punta Médanos”. Este fue un buque tanque de la Armada Argentina que prestó servicios entre 1951 y 1984 y llegó a ser el mayor buque logístico de la flota de mar.

Siendo integrante del equipo de mecánicos del “Punta Médanos”, tuvo la misión de patrullar por más de 3 meses la zona del Canal de Beagle en el extremo sur de nuestro país. Este conflicto con nuestro vecino cordillerano, Chile, llegó a su punto culminante en diciembre de 1978 cuando la Junta de Gobierno de las Fuerzas Armadas Argentinas ordenaron la invasión de las islas en disputa, retractándose pocas horas después, cuando el choque de la Escuadra de Chile y la Flota de Mar Argentina era inminente. La intervención del papa Juan Pablo II evitó la guerra y condujo una mediación que llevó a la firma del Tratado de Paz y Amistad.

Se unió en matrimonio con Susana M. Madarnás y del matrimonio nació un hijo: Maximiliano Jesús.

El haber formado una familia lo llevó a abandonar la carrera militar durante dos años, pero la atracción por el mar ya había penetrado muy hondo en su corazón. Se sentía marino por mandato natural, y sabía cabalmente de la responsabilidad que significaba defender es infinito país que es el mar epicontinental argentino.

A su retorno es asignado al patrullero ARA “Murature”, y a los pocos días es alistado en el ARA “General Belgrano”, el cual inicialmente fue bautizado como ARA “17 de Octubre”. El “General Belgrano”, el que quizás sea el buque más emblemático de la Armada Argentina, fue comprado a la Armada de los Estados Unidos en 1951 cuando todavía era el “USS Phoenix”, en el año 1941 estaba fondeado en la Bahía de Pearl Harbor cuando se produjo el ataque japonés que marcó la entrada de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial.

Juan Miguel es nombrado Cabo 1º y es responsable de los generadores y redes eléctricas del legendario buque de nuestra armada.

A principios de marzo de 1982, el crucero entró en fase de mantenimiento y a mediados del mismo mes, debido a los incidentes ocurridos en las Isla Georgias del Sur entre la República Argentina e Inglaterra, se ordenó el alistamiento de todos los buques de la Armada Argentina, entre ellos el Belgrano. Desde el 19 de abril de 1982 el ARA “General Belgrano”, venía realizando ejercicios de tiro del lado sur de la Isla de los Estados y el 22 de abril el crucero, entró al Puerto de Ushuaia para reaprovisionamiento de combustible, víveres y municiones.

Tras un encuentro días después con los destructores “Piedra Buena” y “Bouchard” ambos armados con misiles Exocet “MM38”, el petrolero “Puerto Rosales” y el aviso “Gurruchaga”, reciben la orden de usar cualquier armamento contra las unidades británicas que descubrieran.

Al amanecer del día 2 de mayo, el cielo se presentó con grandes nubarrones que, junto al barómetro que seguía bajando, presagiaban un temporal en el curso del día. A media mañana el buque salió del radio de acción de la aviación enemiga, y se ordenó a la tripulación pasar de la condición de “Combate” a “Crucero de Guerra”. A las 16:01 hs. una poderosa explosión sacudió al buque, cesó la energía y la iluminación; a los pocos minutos se produjo una segunda explosión proveniente de la proa. El submarino HMS “Conqueror” había atacado, lanzando 3 viejos torpedos “MK8” de la Segunda Guerra Mundial, hiriendo de muerte al noble buque argentino y dejando como consecuencia fatal la muerte de 323 de sus 1093 tripulantes en ese momento, entre ellos nuestro héroe Juan Miguel Escudero.

Sus hermanos también desempeñaban funciones en la Armada Argentina, Antonio Walter Escudero era integrante del Batallón de Infantería de Marina N.º 1 y Jorge Escudero en el ARA “Veinticinco de Mayo”, navío que por su desempeño en el conflicto fue condecorado.

Aquel hoy lejano 2 de mayo de 1982 marcó su nombre en las páginas de la historia nacional, Juan Miguel Escudero, y corresponde a la dignidad de un pueblo recordar a quienes han ofrendado su vida en un cometido en el que estaba comprometido la esencia misma de la patria.

Fuente: Crónicas Departamentales.