¿Se puede seguir adelante después de sentir el frío metal de un revolver apuntándote a la cabeza? Fernando Anaya demuestra que las cicatrices quedan pero las ganas de salir adelante, pelear por mejorar la comunidad en la que vive y sobre todo la honestidad, pueden más que la malicia que por momentos se apodera de las calles.

 

El comerciante alvearense de 47 años no habla porque si, él y su familia son testigos y víctimas. En el último año y medio sufrió seis robos, tres en su propio almacén y otros tres en el negocio que abrió para que lo trabajen sus hijos.

 

Los primeros fueron cuando el negocio estaba cerrado y los otros con el delincuente en frente con la hoja de un cuchillo en el estómago o el cañón de un arma en la sien.

 

“Yo no vengo de una generación que no tenía televisor porque no se podía pero no salía a robar una tele para ver, ser humilde o ser pobre no te habilita para ser chorro”,  es una de las reflexiones que dejó Anaya.

 

“De todas las veces que nos robaron, a mí y mi familia, se llevaron plata y cigarrillos, pero ni una sola vez comida y eso que tenían de todo”, dijo a continuación y sin tomarse un segundo para respirar.

 

El último robo del que fue víctima directa su hijo Marcos (25), fue el detonante para que Fernando rompiera el silencio y además de contar su historia comenzó una cruzada para “cambiar algo, yo no quiero esto”.

 

Con una mezcla de sensaciones de miedo y bronca, Anaya comenzó a recorrer oficinas judiciales, en la Policía y por la Comuna y logró no sólo que se arme una reunión entre todos los ámbitos para tratar el tema de la inseguridad con mayor énfasis sino que además lo invitaron. El cónclave será este martes.

 

Anaya se abrió camino en la vida como empleado de comercio y sacrificado productor apícola hasta que cinco años atrás decidió abrir el local “Los Pinos” sobre la ruta 200, a metros del canal Marginal del Atuel, en lo que sería territorio de Jaime Prats porque está cruzando el puente del río que divide Alvear de San Rafael.

 

Cuando lo consideró oportuno, abrió “La Pasada” en Artola y Uspallata, a unos 500 metros del otro negocio, y les entregó las llaves del local a sus hijos porque “ya eran lo suficientemente grandes para trabajar”.

 

El martes pasado por la noche, tres delincuentes, uno de ellos armados, irrumpieron en “La Pasada”, le colocaron el revólver en la frente a Marcos y lo obligaron a entregar el dinero. Además de los $4.700 también salieron con bolsas con atados de cigarrillos.

 

“Yo no tengo intereses políticos ni ganas de hacer lío porque si, sino no hubiera esperado a que nos robaran seis veces, pero si no hacemos algo esto se va a poner peor”, afirmó.

 

Además manifestó: “A mí no me importa que me digan que en Mendoza o en grandes ciudades es peor, acá somos un pueblo y se puede mejorar, por eso quiero pelear por el pueblo en el que crecí y del que nunca me fui y por mis hijos para demostrarles que se puede mejorar”.

 

Tras el asalto su hijo, Fernando empezó a recorrer pasillos oficiales, quería seguir de cerca el caso y, como cualquier vecino, pedir que atrapen a los ladrones.

 

Pero la insistencia de Anaya logró algo que para él era impensado hasta ese momento, el martes se reunirán la Justicia, la Policía y el Municipio para ahondar en los temas relacionados a la inseguridad.

 

“Me llamaron para decirme que la reunión es el martes a las 9 de la mañana y pienso ir. No me quedo más quieto. Acá es simple, hay que trabajar todos juntos”, concluyó.

FUENTE: UNOSanRafael